Creo que lo que más me gusta de tener en casa una pata de jamón o paleta es cuando ya se acaba. Cuando llega ese momento en que uno no es capaz de sacar tajadas finas, y la carne en torno al hueso está dura y casi imposible de masticar. Cuando toca hacer croquetas, que en esta ocasión han surgido de los restos de una paleta ibérica.
Ingredientes:
* 300 g. de recortes de jamón o paleta
* 3 cucharadas soperas de mantequilla
* 3 cucharadas soperas de harina
* 1 litro de leche (aproximadamente)
* pimienta blanca molida
* nuez moscada molida
* sal
- Para el rebozado:
* 3 huevos batidos
* pan rallado
Picar el jamón y hervir en la mitad de la leche, para que las partes más duras se hidraten y la leche coja todo su sabor. Pasar por la batidora y reservar.
Fundir la mantequilla a fuego medio en una sartén honda. Agregar la harina y remover bien. Cuando se haya integrado con la mantequilla, comenzar a añadir poco a poco la mezcla de jamón y leche, sin dejar de remover. Dejar cocer unos minutos y agregar el resto de la leche, siempre poco a poco.
Espesar al gusto, añadir la sal (cuidado con pasarse, hay que tener en cuenta que el jamón ya es salado, lo mejor siempre es probar), la pimienta y la nuez moscada y pasar a una fuente engrasada. Tapar con film transparente y refrigerar toda la noche.
Con una cuchara ir cogiendo porciones de masa, dar forma a las croquetas con ayuda del pan rallado, pasar por huevo batido, pan rallado (repetir huevo batido y nuevamente pan rallado para una costra más crujiente) y freír en abundante aceite bien caliente.
Se pueden congelar y freír después directamente (aunque es aconsejable dejarlas previamente unos 10 minutos a temperatura ambiente, para que descongelen un poco y no correr el riesgo de que queden frías por dentro).
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