Refrescante aunque contundente. Si se quiere adornar con frutas hay que tener cuidado con las tropicales (piña, mango, kiwi), porque no permiten cuajar bien a la gelatina y habrá que doblar las cantidades de ésta en relación al agua utilizada.
Ingredientes:
* 1 rulo de galletas María
* 100 g. de mantequilla
* 1 paquete de gelatina del sabor elegido (2 sobres)
* 1/2 l. de nata especial para montar
* 300 g. de queso de untar
* 200 g. de leche condensada
* 100 ml. de agua
Para la base, triturar bien las galletas, mezclar con la mantequilla fundida (se puede añadir un chorrito de leche si es necesario), disponer sobre el fondo de un molde desmontable y presionar bien con la mano para que quede compacta y uniforme. Reservar en la nevera para que se endurezca de nuevo la mantequilla.
Calentar en un cazo a fuego medio la nata, el queso y la leche condensada, removiendo con varillas y procurando que el queso se mezcle bien con el resto de los ingredientes. Cuando el queso se haya incorporado a la mezcla y ésta ya esté bien caliente (procurando que no llegue a hervir), añadir un sobre y medio de gelatina y remover bien hasta su completa disolución. Retirar del fuego y dejar templar un poco antes de echar con cuidado sobre la base de galleta. Dejar cuajar en el frigorífico (varias horas).
Una vez esté cuajada, hervir 50 ml. de agua y disolver en ella el medio sobre de gelatina restante, retirar del fuego y añadir otros 50 ml. de agua. Dejar que temple y repartir con cuidado por encima de la tarta.
Si se quiere adornar con rodajas de fruta, se puede echar primero una pequeña parte de la gelatina y refrigerar una media hora para que vaya solidificando (la que dejamos a temperatura ambiente tardará bastante más en comenzar a cuajar), adornar al gusto con la fruta y añadir con cuidado el resto de la gelatina.
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